Aldabas y llamadores
Son vestigios de un pasado sin electricidad. Aldabas y llamadores separaron durante siglos el ámbito público (la calle) del privado (el hogar), presentándose más vistosos y más elaborados cuanto más importante era la vivienda para la que estaban destinados. Porque se trataba de un elemento funcional, por supuesto, pero también resultaba una pieza simbólica y decorativa. Por eso aún es posible seguir un rastro de estilos y de técnicas que van cambiando por ciudades, por barrios, por épocas.
JV Rodríguez lee el alma de las ciudades en pequeños detalles como estas aldabas y llamadores que adornan, ya inútiles, las puertas de tantas viviendas. Con sus imágenes nos traslada a un mundo habitado por la simplicidad de un óvalo de hierro sobre un portón rústico y humilde, nos muestra las mansiones decoradas con leones de bronce o descubre la imaginación de ese barroco que creció desbordado al otro lado del Atlántico.